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Falso autónomo: ejemplos y claves para detectar si lo eres

Cuando te organizas tu propia jornada sin que en ello influya la dirección de otra persona es parte de lo que la ley considera como un trabajador autónomo. La cuestión es que no siempre está tan claro. La economía de plataformas introduce nuevos elementos que obligan a organizar la jornada lejos del criterio de quien la desempeña. Corres el peligro de no tener garantizados todos los derechos de los que disfrutan los trabajadores autónomos y convertirte en un falso autónomo.

Los tribunales lo avalaron en septiembre de 2020 y la reciente Ley rider ha modificado el Estatuto de los Trabajadores para recoger esta novedad. Los riders, repartidores de comida a domicilio, han representado el paradigma de los derechos laborales en la nueva economía de plataformas. Esta modificación del ET los ampara definiendo su relación con las empresas para las que prestan servicio como una relación laboral. Según esta nueva consideración serán trabajadores asalariados y no trabajadores autónomos, ni TRADE.
¿Qué tienes que tener en cuenta para no ser un falso autónomo?
La cuestión está en el algoritmo. El hecho de que no haya una persona que organice tú trabajo no quiere decir que no esté fuertemente condicionado de otras formas. En este caso, lo está gracias al algoritmo, es decir, el conjunto de criterios automatizados que premian o castigan una determinada característica: por ejemplo, la cantidad de encargos que recibes está en función de tu disponibilidad. La conocida como ley rider obliga a las plataformas a informar a la representación de los trabajadores sobre las reglas en las que se basan los algoritmos ya que esta forma de toma de decisiones afecta a las condiciones de trabajo y, cuestión importante, al del mantenimiento del empleo.

La exigencia de disponibilidad atenta contra el derecho a la autoorganización de un trabajador autónomo. Si solo puedes trabajar a determinadas horas, cuando hay más demanda, esto no lo decides tú. Lo decide la propia dinámica que establece la prestación de un servicio en un horario muy concreto. Por ejemplo, la petición de comida se incrementa a determinadas horas del día. Las empresas refuerzan esos horarios de mayor demanda contratando a más personas para poder prestarlo con solvencia.
Fijar tu horario y precio de tus servicios, condición indispensable para ser autónomo
Sin embargo, las organizaciones que defienden los derechos de los riders denuncian que no son libres a la hora de fijar sus horarios como cualquier trabajador autónomo. Supongamos que quieres estudiar por la tarde, en un horario que coincide con el mayor volumen de encargos. Supuestamente, tú decides cuándo prestas el servicio, pero realmente no es así. El algoritmo te penaliza ofreciéndote menos oportunidades de trabajar porque no estás disponible en el horario de tus clases. De esta manera, aunque asumes gran parte de tus condiciones laborales como el pago de tu propia seguridad social los derechos como trabajador autónomo quedan vulnerados.
Otro aspecto importante es el precio que pones a tu servicio. Entre las características fundamentales del trabajo autónomo hay una especialmente relevante y es que eres libre de establecer el precio de tu servicio. Sin embargo, si estás trabajando y cobras en función de un precio que no has fijado tú, muy probablemente, seas un falso autónomo que asume las obligaciones de un empleador, pero no sus derechos.
La ley rider protege los derechos de quienes trabajan a través de plataformas
La incorporación de un número cada vez mayor de personas que encuentran en las plataformas una forma alternativa de conseguir ingresos extras. O, cada vez más habitual, que se convierte en su principal fuente de ingresos, obliga a las instituciones y las organizaciones patronales y sindicales a llegar a acuerdos para que los derechos de los trabajadores no queden vulnerados.
Es el caso de la Ley rider que ha contado con el acuerdo de la principal organización de la patronal, los sindicatos y el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, no ha contado con la aceptación de todos los agentes implicados. Una de las principales plataformas de reparto ha salido de la organización tras el acuerdo por sentir que sus intereses no quedaban representados.
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